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Qué es la neurociencia. Para qué sirve
Qué es la Neurociencia, cómo se desarrolla y para qué sirve, son preguntas recurrentes que muchas personas nos formulan en la Asociación. Intentaré aclarar algunos aspectos. Para empezar, neuro es un prefijo que significa “nervio”.
¿Qué es la neurociencia y para qué sirve?
La neurociencia es una disciplina científica que estudia nuestro sistema nervioso central para llegar a entender el funcionamiento y las respuestas de nuestro cerebro en busca del “porqué” reaccionamos de una u otra forma. Intenta dilucidar nuestro comportamiento, engendrando la denominada neurociencia cognitiva.
Nuestro cerebro, ¿ha evolucionado?
Nuestro cerebro es neuroplástico, se ha modificado en el transcurso del tiempo y sigue transformándose. Nuestro cerebro ha evolucionado progresivamente desde nuestro antepasado, el australopithecus, cuyo cerebro pesaba menos de medio kilo, hasta nuestro cerebro actual de un kilo y medio aproximadamente.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para modificar su organización anatómica y funcional. Este concepto ha sido explorado por neurocientíficos desde el siglo XIX. La plasticidad es la propensión del cerebro a ser moldeado por influencias externas, incluyendo el contexto ecológico, social y cultural, incidiendo en nuestro comportamiento.
La plasticidad es especialmente importante porque confiere a los individuos la habilidad de adaptarse a entornos concretos y ofrece una base para los procesos de evolución conductual y cultural tan importantes para nuestra especie.
El cerebro ha evolucionado para acompañar y enfrentar los desafíos del entorno, para educarse y educar, para hacer que el ser humano entienda el enorme potencial que lleva dentro. Como eje central de las investigaciones en Neurociencias, el cerebro llega a ser el guía de las nuevas investigaciones, que va llevando a los neurocientíficos a un entendimiento más amplio de un universo interior, capaz de concebir pensamientos, emociones, sentimientos y movimientos, entre tantas otras habilidades que nos hacen diferentes de las demás especies en la tierra.
¿Cómo nos ayuda la neurociencia?
A este respecto, la neurociencia ayuda a entendernos, a conocernos. Gracias al autoconocimiento incrementamos nuestra autoestima, al ser conscientes de nuestras cualidades y competencias con el objetivo de desarrollarlas y mejorarlas y disfrutar de y con ellas. Ser conscientes de nuestras habilidades nos dirige a la autorrealización.
Otro factor importante en los nuevos descubrimientos ha sido la tecnología por medio de la cual hemos avanzado en comprender los procesos y adaptarnos a los mismos con la telemedicina, las prótesis biónicas, la robótica, la nanotecnología y un largo etcétera que ya incluye la inteligencia artificial.
Neurociencia y educación
En relación a la educación (neuroeducación), conocemos la importancia del aprendizaje que genera nuevas conexiones neuronales y por ende, neuroplasticidad, mediante el proceso del pensamiento y en especial del pensamiento crítico, tan necesario para la reflexividad, aspecto que amortigua la constante manipulación a la que actualmente estamos tan expuestos y, en especial, los jóvenes. De ahí la importancia de una formación emocional dirigida a padres y docentes para mejorar la educación de nuestros hijos a través de una comunicación efectiva y afectiva desde la empatía y sus diferentes tipos así como con otros factores incluidos en la inteligencia emocional.
La comunicación es la base de nuestras relaciones y ha sido y es protagonista en nuestra evolución y en el aprendizaje. Todo es comunicación y su catalizador es el lenguaje en todas sus facetas: lenguaje verbal, no verbal y paraverbal. El vocabulario utilizado, el matiz de las palabras, las palabras de impacto positivo, la forma de decir (más importante “el cómo” que “el qué” decimos) y saber escuchar para comprender.
Y qué decir respecto a la biología cognitiva. Preguntando a José Antonio Esteban, del Centro de Biología Molecular, y Eloísa Herrera, del Instituto de Neurociencias, coordinadores del Libro Blanco del Cerebro comentan: “Los trastornos mentales y neurológicos son otro gran reto de la neurociencia, ya que pocos tienen tratamiento curativo. Enfermedades como la esquizofrenia o los trastornos del espectro autista son tan difíciles de tratar porque todavía no entendemos bien cómo percibimos el mundo exterior y cómo lo interpretamos. Sin embargo, hemos avanzado mucho. Gracias a un progreso espectacular de las técnicas bioinformáticas y genómicas (estudio de un conjunto completo de ADN), conocemos miles de alteraciones genéticas que contribuyen a estas enfermedades”.
¿Neurociencia o neurociencias?
La ciencia del cerebro necesita de la colaboración de multitud de disciplinas para desentrañar los entresijos del órgano más complejo de nuestro cuerpo. La química, la fisiología, la psicología, la farmacología, la genética, la ingeniería de varios ámbitos, y más recientemente, la tecnología… todas ellas participan también en la neurociencia. Estamos hechos de estructuras cerebrales, sinapsis entre neuronas y procesos mentales. También de emociones, enfermedades neurológicas y mentales.
Parece que cada nuevo descubrimiento hace más obvia la necesidad de entender la neurociencia desde distintas perspectivas. De hecho, hay quien asegura que la neurociencia no es solo una, sino que tendría más sentido hablar de “neurociencias”, en plural, ya que en realidad son distintas disciplinas las que estudian las bases biológicas de la conducta.
Javier Gay de Liébana
Responsable pedagógico